En 1982 Stephen J. Gould, catedrático de zoología de la Universidad de Harvard y especialista en teoría de la evolución, descubrió que padecía mesotelioma peritoneal, un cáncer grave y muy poco común. Despues de su operación se dedicó a estudiar las últimas publicaciones médicas sobre el tema. Los estudios científicos no dejaban lugar a dudas: el mesotelioma era "incurable" y la media de supervivencia tras el diagnóstico era de ocho meses. Al principio se quedó paralizado y horrorizado pero al final su formación académica acabó imponiéndose : no existe en la Naturaleza ninguna regla fija que se aplique a todo del mismo modo. La mediana es una "ley"que la mente humana trata de imponer a la variada profusión de casos individuales.
El hecho de que la media de supervivencia fuese de ocho meses significaba que la mitad de los enfermos vivían menos de ocho meses y la otra mitad vivían más. Pero, ¿a que mitad pertenecía él? Concluyó que a la segunda despues de considerar que su estado de salud no era malo (excepto por el cáncer, que estaba en fase incipiente), que era joven y que no fumaba.
Luego se dió cuenta de otro aspecto importante: todas "las curvas de supervivencia" de las gráficas estadísticas tienen la misma forma asimétrica. La mitad de la población (menos de ocho meses de supervivencia) se acumula en la parte izquierda entre el mes cero y el octavo y la otra mitad se extiende a partir del octavo mes en una larga cola que se alargaba varios años. Había pues una serie de personas que vivían años con esta enfermedad. El decidió que pertenecería a este último grupo.
Stephen Jay Gould moriría veinte años después a causa de otra enfermedad. Había vivido treinta veces más de lo que los oncólogos habían predicho y nos enseñó una lección muy sencilla: las estadísticas son mera información, no una condena.
En pocas palabras, las estadísticas sobre el cáncer que se nos dan a conocer no diferencian entre personas que se conforman con aceptar pasivamente el veredicto médico y aquellas que movilizan sus propias defensas naturales. En la misma mediana se mezclan los que siguen fumando, los que siguen exponiéndose a otras sustancias carcinogénicas, los que siguen alimentándose con la típica alimentación occidental (que es un fertilizante para el cáncer ), los que siguen saboteando sus propias defensas estresándose en exceso y descontrolando sus sentimientos y emociones, o los que se abandonan y privan a su cuerpo del ejercicio físico. Y dentro de esta misma mediana están los que viven muchos más años, personas que han hallado la armonía en este sencillo cuarteto: desintoxicación de sustancias carcinogénicas, alimentación anticáncer, adecuada actividad física y búsqueda de la paz emocional.
(Extracto del capítulo 2 del libro Anti Cáncer, una nueva forma de vida, del Dr. David Servan-Schreiber)
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